La figura del Detective Privado es cada vez más demandada en el ámbito laboral . Las investigaciones más frecuentes que estos desarrollan son las siguientes:
– Informes prelaborales: se trata del acopio de información de diversa índole sobre los candidatos a un puesto de trabajo que complementan la información obtenida mediante las técnicas más clásicos de selección de personal ( entrevista, tests psicométricos, etc). Suele utilizarse con mayor frecuencia para puestos muy específicos o de elevada responsabilidad.
– Obtención de pruebas para demostrar un despido disciplinario de un trabajador: se suele utilizar cuando el trabajador no presta servicios en un centro de trabajo determinado por lo que es difícil su control por parte del empresario (comerciales, transportistas, empleados que se desplazan contínuamente a instalaciones de clientes, etc.). Se pretende demostrar sustracciones de material, desvío de clientes hacia la competencia, abuso o mal uso del material de la empresa, disminución continuada y voluntaria del rendimiento, embriaguez o toxicomanía que repercuta negativamente en el trabajo, etc.
– Obtención de pruebas para demostrar que un trabajador en situación de baja por incapacidad temporal realiza actividades no compatibles con esa situación (las denominadas «bajas fingidas»): aquí interesa tomar imágenes del trabajador llevando a cabo esas actividades. Este es el servicio más demandado por parte de las empresas.
– Servicio de infiltración: el detective se hace pasar por trabajador o cliente de la empresa para obtener así información sobre el desarrollo del trabajo, irregularidades, comportamientos indisciplinados, acoso laboral o sexual, etc. Infiltrarse como cliente («cliente misterioso»)es eficaz para detectar irregularidades en el trato al público, pagos «en B», comisiones ilegales, etc.
– Control del uso del crédito horario por parte de los representantes de los trabajadores.